12 de abril de 2014
No me olvido...
No me olvido.
No me olvido ni de tu piel
ni de tu boca.
Tampoco olvido
tu olor a hierbabuena.
Se quedaron colgados de mis pupilas
todos los paisajes.
Se quedaron en mis entrañas
tus mimos y tu indiferencia.
Y quiero crear un vacío que llenar,
quiero esforzarme por soltarlo todo,
pero ese perfume traicionero
me navega aún cuando me distraigo.
Y me pregunto con cada luna llena,
cuando podré deshacerme
de esta hirsuta coraza,
dejando libre al centinela.
Y este hado que me transforma y enmudece,
que me vacila y me empuja hacia el abismo,
es el mismo que me acaricia
cada mañana
cuando despierto virgen de tu aliento.
No me olvido.
Y quiero dejarte amarrado en esta tinta
que derrama mi pluma,
y deshojarte en la papelera.
Reciclarte, reciclarme.
No me olvido. No te olvido.
Pero confío en que un día
se me desprenderá la piel
y abandonaré esta vasija grabada de recuerdos
para despedirte en mi vuelo de luz
sin olvidarte.
(de mi poemario "Brújulas sonoras")
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